Autor de la poesia: Enrique Pérez Pardo
Aquí la cuna de la fe se encierra.
Aquí una nueva aurora se levanta.
Peregrino, descálzate, la tierra
Que estás pisando es santa.
Mira el Pilar …Contempla luego atento
Del Ebro el ancho cauce de diamante.
Embriágate de esencias y de viento
Del Moncayo gigante.
Aquí tu alma viajera reconcentra,
Este es el pueblo guía, el pueblo ejemplo;
Toda nobleza en él su imán encuentra;
Toda virtud, su templo.
Aquí la fe de Cristo se ha encarnado
Con fuertes ansias, con enlaces fijos;
Y este solar invicto fue regado
Con la sangre de sus hijos.
Al mundo has dado santos y guerreros
Y, aún en su infancia, se dictó las leyes;
Por él pueden hablar sus justos fueros
Encima de sus reyes.
Nunca se mancha con infame lodo
Ni enerva el brío de su alma recia
¡Fe y patria!. . ., en esto lo condensa todo,
Y lo demás desprecia.
Aquí una nueva aurora se levanta.
Peregrino, descálzate, la tierra
Que estás pisando es santa.
Mira el Pilar …Contempla luego atento
Del Ebro el ancho cauce de diamante.
Embriágate de esencias y de viento
Del Moncayo gigante.
Aquí tu alma viajera reconcentra,
Este es el pueblo guía, el pueblo ejemplo;
Toda nobleza en él su imán encuentra;
Toda virtud, su templo.
Aquí la fe de Cristo se ha encarnado
Con fuertes ansias, con enlaces fijos;
Y este solar invicto fue regado
Con la sangre de sus hijos.
Al mundo has dado santos y guerreros
Y, aún en su infancia, se dictó las leyes;
Por él pueden hablar sus justos fueros
Encima de sus reyes.
Nunca se mancha con infame lodo
Ni enerva el brío de su alma recia
¡Fe y patria!. . ., en esto lo condensa todo,
Y lo demás desprecia.