viernes, 4 de diciembre de 2015

¿EN QUÉ CONSISTE SER PROGRE?



“Progre” es una expresión a medias despectiva, a medias condescendiente, con que los comunistas solían llamar a quienes colaboraban con el PCE, generalmente comprando algún “mundo obrero”, o echando alguna firma en los papeles de protesta por tal o cuál medida del franquismo o pasando alguna pequeña cantidad de dinero; pero que, desde luego, no pasaban de ahí: favorecían al PCE, y trataban de perjudicar al régimen, pero sin comprometerse ni correr riesgos. El PCE había perdido su capacidad de satelizarlos, pero la expresión ha quedado y su sentido se ha difuminado, por lo que conviene precisarlo más:

El progre de pro es abortista y homosexualista.

El progre de pro detesta la religión católica y cree que la brutal persecución religiosa en la guerra civil “se la buscó la Iglesia”.

El progre de pro siente una simpatía difusa, pero profunda, por la Cuba de Castro, por la ETA y hasta por el terrorismo del Estado Islámico, al que quiere “combatir” con empatía y diálogo. Porque siente empatía por ellos.

El progre de pro cree que fue real la “matanza de Badajoz” o que el bombardeo de Guernica causó cientos o miles de muertos, pero considera que “ya está bien de airear lo de Paracuellos”.

El progre de pro es muy europeísta, aunque apenas si tiene cuatro ideas tópicas sobre Europa y su historia.

El progre de pro cree que los países europeos deberían abrir incondicionalmente sus fronteras a las masas que llegan de otros países, aunque, desde luego, no están dispuestos a compartir con ellos sus casas o sus trabajos, para facilitarles las cosas.

El progre de pro condena los crímenes nazis, pero llama nazi a Israel.

El progre de pro está convencido de que la historia de España es desastrosa o criminal.

El progre de pro simpatiza con los separatismos o es separatista si está en Cataluña o Vascongadas.

El progre de pro odia al franquismo, del que sabe tan poco como de Europa. Y sobre el que no quiere aprender nada.

El progre de pro traga con entusiasmo todas las historietas subvencionadas desde el poder sobre las “víctimas del franquismo”, las cunetas… etc.

El progre de pro se siente ecologista, pero consume todos los productos a su juicio perjudiciales para el medio ambiente que se le ponen a mano. Se posiciona contra la alienación, pero suele ser consumidor de porros.

El progre de pro cree que el estado debe subvenir a todas las necesidades, aunque no le gusta pagar impuestos ni sabe cómo se financiarán esas tareas.

El progre de pro es partidario de imponer una enseñanza “pública” dominada por gente de sus ideas y con exclusión de cualquier otra opción, la quieran los padres o no.

El progre de pro cree que quienes no piensen como él debería estar en la cárcel o al menos reducidos al silencio.

El progre suele estar forrado.


Y así sucesivamente. En resumen, el progre de pro cree bueno todo lo que socave a España, a la familia y más en general a la cultura cristiana y occidental (“capitalista”: tampoco sabe mucho a qué se refiere). Y que todo lo que vaya en sentido contrario debe prohibirse por “fascista, “reaccionario”, “machista” o lo que se le ocurra.

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