miércoles, 31 de agosto de 2011

Sonetos a Jose Antonio (IV)

Si por murallas, pasión nunca sabida,
voces proclaman tu carne como escena,
¿qué tu boca sin sed, de tierra llena,
responde a nuestro amor y enorme vida?

Escucharás siquiera la florida
rama de encima, por siglos tan serena,
o el vidrio que derrama en dura pena
peña sufriendo ríos sin medida ?

Muerte cegó a tus ojos y usó el frío
 hierro en tus pies, cadenas destinadas
a privarte del aire del rocío.

José Antonio, Señor, yacen desesperadas,
olvido del invierno y el estío,
las naves mozas por tu canto armadas

ÁLVARO CUNQUEIRO

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